jueves, 14 de noviembre de 2013

PSICOLOGIA COMO CIENCIA DE LA CONDUCTA

LA PSICOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA CONDUCTA

Desde hace mucho tiempo se ha considerado a la psicología como la ciencia que estudia los fenómenos que acontecen en el interior del individuo, es decir, en la intimidad de la conciencia. Este criterio cierto, sin embargo no basta, y en la actualidad es sustituido por otro. El individuo está sujeto a la influencia del medio al que tiene que adaptarse. Así, por ejemplo, el aumento de la temperatura en un clima cálido acelera los fenómenos fisiológicos tales como la circulación y la respiración. El corazón late mayor número de veces y los cambios respiratorios se intensifican.

 El hombre, en vista de ello, ajusta su modo de ser según las circunstancias y procura suavizar la acción externa: construye sus habitaciones apropiadas para el caso, dispone sus vestidos y norma su alimentación. Todo esto origina una conducta que es el punto de partida de una serie de conductas derivadas. Los seres al obrar no solamente lo hacen con una finalidad externa, sino también interna, y en esto hay que diferenciar lo fisiológico de lo psicológico; lo corporal de lo mental.

La psicología es la ciencia de la conducta humana, o sea de las acciones. Ya Bergson ha señalado el asunto cuando ha llamado la atención en la transformación de las percepciones en acciones. Esto no solamente interesa al psicólogo, sino también al médico que, como veremos muy pronto, tiene que apreciar los diferentes grados que presenta la conducta humana. En efecto, la conducta tiene diferentes grados como la creencia.


CARACTERÍSTICAS DE LA CONDUCTA 

Son tres las características de la conducta a imitar que han recibido mayor atención: el grado de dificultad de la misma, su valor funcional y el refuerzo.
Parece que se tiende a imitar más las tareas de dificultad intermedia. Como señala Mazur (Mazur, 1994) esta sería una estrategia adaptativa ya que, cuando las tareas son sencillas, el aprendizaje por observación aporta poco y cuando son muy difíciles, no se pueden reproducir simplemente tras la observación.
Como he mencionado en otro epígrafe, la probabilidad de que se imite la conducta del modelo depende, en gran medida, del valor funcional de la misma. Por otro lado, como era de esperar, se tiende a imitar las conductas que van seguidas de resultados positivos y a ignorar las que no. Esto nos lleva directamente a la consideración del efecto que sobre la imitación tienen las consecuencias de la conducta del modelo (Méndez, 1996). El refuerzo vicario hace referencia precisamente al hecho de que un obser­vador aumente su conducta después de haber observado cómo otros individuos han sido recompensados al realizarla. En el caso del castigo vicario la observación de un comportamiento seguido de consecuencias negativas hace disminuir la tendencia a comportarse de forma parecida. No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque generalmente la observación del castigo funciona como inhibidor de la conducta, puede promover el aprendizaje de la conducta castigada, normalmente una conducta social mente indeseable (Méndez, 1996) porque para algunas personas este castigo en realidad se asocia a recompensas (ej.: respeto de los iguales, notoriedad).